30,
29, 28... Los segundos volaban hasta la media noche mientras agarraba con
fuerza las sábanas, como si algo especial e insólito fuese a ocurrir de un
momento a otro. Había deseado tanto que llegara aquel instante…
Independencia, diversión,
libertad, cada vez sentía que estaban más cerca. Sin embargo, cuando todas las
manecillas se unieron en lo más alto del reloj, nada había cambiado. Seguía
siendo yo. Ni más segura, ni más madura, ni más lista... todo igual. 18 años
esperando aquel momento y hasta el pequeño rugido de la puerta al abrirse sonó
como todos los años a esa misma hora. Y así, como siempre, la sigilosa silueta
de mi madre se coló por ella y llegó hasta mí para besar mi frente mientras
susurraba su “Feliz cumpleaños, cariño”
de cada aniversario. Entonces comprendí que no había magia que cambiara el
mundo a los 18, “sólo” tenía un año más. Las normas seguirían siendo las mismas
que minutos antes. Quizás podría conseguir algo más de flexibilidad en ellas
pero, conociendo a mi padre, no quise hacerme ilusiones.
-
Gracias mamá – le respondí con media sonrisa
– al fin soy mayor de edad – intenté animarme mientras ella ya se alejaba.
-
Hija, una tarta y dos velas no te hacen
mayor... aunque sí más vieja. – bromeó – Ya lo entenderás. – dijo
misteriosamente al cerrar la puerta y dejarme de nuevo a solas.
Sus palabras reafirmaron
mis sensaciones, pero despertaron en mí la curiosidad. ¿Cómo lo entendería? Y
sobretodo... ¿Cuándo lo haría? Esas dos preguntas rondaron mi cabeza hasta
notar como mis párpados pesaban cada vez más, y aunque no encontraba respuestas
en aquel momento, no podía imaginar lo cerca que estaba de descubrirlas.
Ya en el prólogo te enganchas!! y me gusta la foto q has elegio!! ojala mucha gente tenga la suerte q tengo yo de leer esto... este sueño...
ResponderEliminarHola Isa!! A ver si es verdad y mucha gente lo lee! Hay que seguir así!!
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